El instante que desordenó los astros

No hubo preámbulos,
no hubo razones escritas en papel de lógica—
sólo tus ojos abriendo compuertas
a un río que yo no sabía llevar dentro.

El reloj se olvidó de dar la hora,
las estaciones mezclaron sus nombres,
y de pronto…
el universo entero cabía
en el espacio entre tu mano y la mía.

¿Cómo explicar que el caos
pueda ser tan dulce?
Que un solo «hola» dicho en el tono preciso
derrumbe murallas de siglos.

Ahora vivo en el territorio
de tu respiración nocturna,
donde el tiempo no es línea recta
sino espiral que nos repite
en cada latido compartido.


Explicación del poema:
Este poema captura el vértigo del amor a primera vista, ese fenómeno que desafía la razón pero que se siente más real que cualquier verdad. Usando imágenes cósmicas (astros desordenados, espirales de tiempo) y elementos líquidos (ríos, compuertas), explora cómo un encuentro fugaz puede alterar la percepción completa de la existencia. La voz poética transmite tanto el asombro como la aceptación gozosa de este «caos dulce», manteniendo un tono íntimo pero universal.

Este poema celebra el amor instantáneo como una fuerza cósmica que reordena la realidad, usando lenguaje evocador pero accesible para conectar con cualquier lector que haya experimentado ese rayo que no avisa. La imagen propuesta refuerza la idea de lo eterno contenido en un instante.


Prompt para la imagen:
«Crea una ilustración surrealista donde dos siluetas humanas andróginas emergen de un reloj de arena roto, con sus cuerpos convertidos en constelaciones. Entre ellas fluye un río de letras (como un ‘hola’ repetido) que se transforman en pájaros. El fondo debe mostrar galaxias naciendo y ciudades derritiéndose, todo bañado en una luz dorada que sugiere magia en lo cotidiano. Paleta: azules profundos, dorados vibrantes y toques de carmesí.»

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