Relámpago en el Alma

No fue el lento crecer de la raíz en tierra,
Ni el alba que despunta con pausada cadencia.
Fue un súbito fulgor, una luz que destierra
La sombra acumulada, la antigua somnolencia.
Yo andaba mis caminos, con el alma en barbecho,
Un paisaje interior de tonos otoñales,
Y de pronto, tu voz, como un certero flechazo,
Quebró el cristal del tiempo, mis quietos manantiales.

Bastó el cruce fugaz, la inflexión de tu acento,
Para que mi universo perdiera su norte antiguo.
Se desplomó el andamio de mi razonamiento,
Y en esa dulce ruina, mi espíritu te bendijo.
No hubo mapas ni guías, ni prudente consejo,
Solo un eco profundo, una urgencia del alma,
Reconociéndote en todo, como en un claro espejo,
Hallando en tu presencia mi tormenta y mi calma.

Dicen que se edifica, que el amor es paciencia,
Un tejer cotidiano de hilos y de gestos.
Pero lo nuestro fue ignición, demencia,
Un incendio espontáneo de anhelos manifiestos.
Y hay una melancolía en saberse tan vulnerable,
Tan expuesto al milagro, al abismo que abres,
Pero en esa desolación de lo incalculable,
Florece una esperanza que mis miedos combates.

Me perdí en tu mirada, y fue un hallazgo pleno,
Como el náufrago encuentra la orilla inesperada.
No hay lógica que explique este dulce veneno,
Esta certeza absurda, esta fe desatada.
Y aunque el mundo susurre de cautelas y olvidos,
Yo me aferro a este instante, a esta verdad naciente,
A este temblor sagrado que anida en mis sentidos,
La prueba irrefutable de un sentir incandescente.

Que este relámpago puro, que me partió certero,
Sea la luz que ilumine los días venideros.
No pido eternidades, ni un pacto duradero,
Solo vivir la estela de tus ojos sinceros.
Porque en ese instante único, mi ser se supo tuyo,
Sin defensas, sin tiempo, en entrega absoluta,
Y en ese «estar perdido», encontré mi murmullo
Más hondo, mi verdad más vibrante y más bruta.


Pequeña explicación del poema:

«Relámpago en el Alma» explora la experiencia de un amor que surge de forma súbita e irracional, desafiando la noción convencional de que el amor se construye lentamente. Utiliza la metáfora central de un «relámpago» para simbolizar esta revelación instantánea y transformadora. El poema, en primera persona y sin género definido, navega por la conmoción interna que este encuentro provoca: el colapso de las «certezas» previas, la sensación de estar «perdido» pero de una manera que lleva a un autodescubrimiento más profundo. Se entrelaza la melancolía de la vulnerabilidad recién descubierta y la desolación de un estado anterior de «barbecho» emocional, con una vibrante esperanza y una fe «desatada» en la autenticidad de este sentimiento. No busca la lógica, sino que celebra la intensidad y la verdad de una conexión que redefine el universo interior del yo lírico, convirtiéndose en una guía y una fuente de luz.


Prompt para crear la imagen acorde con el texto del poema resultante:

«Crea una imagen surrealista y etérea que capture el concepto de ‘Relámpago en el Alma’. En el centro, una figura andrógina, con el pecho ligeramente abierto o translúcido, revelando un brillante y eléctrico relámpago de luz dorada o blanca en su interior. El fondo debe ser un paisaje dual: una parte sugiere un ‘paisaje interior en barbecho’ u ‘otoñal’ (tonos sepia, grises, hojas secas sutiles), que está siendo dramáticamente iluminado y transformado por la luz que emana de la figura. La otra parte del fondo podría mostrar un universo o un cielo nocturno donde las estrellas parecen realinearse o un ‘norte antiguo’ se desvanece. Elementos como estructuras de ‘andamios’ desmoronándose sutilmente podrían estar presentes. La atmósfera debe ser de asombro, transformación súbita, con un toque de melancolía por lo antiguo que se va, pero dominada por una intensa y vibrante esperanza. Estilo: arte digital poético, con alto contraste entre luz y sombra, y una sensación de movimiento y energía contenida a punto de estallar.»

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