
Me fui sin portazos,
dejando el aire intacto,
porque entendí que no se mendiga
donde el alma se marchita en espera.
No fui segundo plato ni plan de reserva,
fui universo y me trataste como adorno.
Por eso desandé los pasos
que alguna vez tejí con fuego
solo por verte sonreír.
Me ignoraste con la destreza
de quien no teme perder,
pero yo aprendí que el olvido
es un arte que también sé dibujar.
Ahora soy ausencia que no duele,
presencia que ya no espera.
No nací para el margen
ni para ser pausa entre tus urgencias.
Que mi silencio no te pese,
fue mi manera de amarme
cuando tú no supiste hacerlo.
Explicación del poema:
Este poema explora el amor propio como respuesta al descuido emocional. A través de un tono íntimo y firme, describe el momento en que alguien decide retirarse con dignidad de un lugar donde no es valorado. El texto entrelaza la melancolía del desapego con una esperanza luminosa: la reconquista de la autoestima. No hay rabia, solo claridad emocional y la decisión de elegirse a sí mismo sin rencores.
Prompt para imagen (en español):
Una figura solitaria caminando por un puente antiguo, al amanecer. A su alrededor, el paisaje es suave pero melancólico: árboles sin hojas, niebla ligera y un río quieto debajo. La figura no mira atrás, lleva una chaqueta oscura y su paso es firme. Al fondo, la primera luz dorada del sol rompe la bruma. La escena debe transmitir dignidad silenciosa, introspección, y la fuerza serena de alguien que se elige a sí mismo tras una decepción emocional.
