23 – libro estaciones del alma

(Cuando dos cuerpos se confunden en un solo latido.)
No sé dónde termino yo
ni dónde comienzas tú,
si en la brisa que exhalas
o en el temblor de mis dedos
al recorrer la sombra de tu espalda.
Nos volvemos susurro y grito,
marea y espuma devorándose,
boca que busca y encuentra,
piel que se incendia y responde
como un eco de estrellas.
Tus manos son brújulas ciegas
dibujando caminos en mi piel,
y en cada surco que dejas
se enraíza el vértigo
de saber que somos abismo y vuelo.
Somos una danza de relámpagos,
un incendio en la penumbra,
una espiral de jadeos y fugas
donde el tiempo deja de existir
y solo importa el instante.
Y cuando el alba nos descubre,
agotados sobre la arena de los cuerpos,
aún resuenan en la habitación
los ecos de una tormenta
que solo nosotros entendemos.