
Desde que tus ojos nombraron mi silencio,
mi alma encontró un sitio donde arder sin miedo.
No fue azar, ni sombra de casualidad:
fuiste el relámpago exacto
que partió mi rutina en dos mitades.
A veces pienso que el universo
decidió escribirte en mi piel
como si fueras una constelación secreta,
solo visible
cuando el amor enciende su alquimia.
Eres la forma en que el destino me habla
cuando duda mi fe,
el fuego que no quema pero enciende
todo lo que toco cuando te pienso.
Hay una química sagrada en tu cercanía,
una danza sin música,
una sinfonía callada
que solo nuestros cuerpos entienden
cuando el tiempo se desvanece
entre un suspiro y el siguiente.
Si esto no es amor,
entonces dime tú
por qué mi pecho se expande
como si abrazara el infinito
cada vez que dices mi nombre
como quien abre la puerta del cielo.
Explicación del poema:
“Donde el Destino Arde” es un poema que explora el sentimiento de haber encontrado un amor predestinado, un vínculo que parece escrito en las estrellas. Con una voz íntima y universal, el poema transforma una conexión pasional en una experiencia espiritual. Usa el simbolismo del fuego, el cielo y la alquimia para expresar esa mezcla única de intensidad emocional, deseo profundo y la certeza de estar exactamente donde uno pertenece. La melancolía se desliza sutilmente en la idea de lo irrepetible, mientras la esperanza vibra en la convicción de lo eterno.
Prompt para generar imagen acorde al poema:
Una pareja de espaldas en un paisaje nocturno, de pie frente a un cielo estrellado vibrante donde las constelaciones parecen formar siluetas humanas entrelazadas. El entorno está iluminado tenuemente por una aurora boreal simbólica, representando la energía del amor. La figura central (ambigua en género) se muestra rodeada de un resplandor cálido en contraste con el frío azul del cielo, evocando fuego interior. Estilo artístico etéreo y onírico, mezcla de realismo suave y surrealismo emocional.