Duermo con los párpados abiertos
para no perderte en el tránsito
entre la alucinación y la almohada.
Eres ese vértigo
entre el último suspiro de la noche
y el primer sollozo del alba:
ni realidad completa
ni mentira inocente.
Quisiera navegar eternamente
este limbo donde tus manos
son ley y rebelión,
donde cada caricia dibuja
un nuevo mandamiento
en el pergamino de mi espalda.
Pecamos con la elegancia
de quien deshoja margaritas
en un jardín de estatuas sagradas:
tú rompiendo dogmas con tus dientes,
yo bebiendo vinos de tu ombligo
como si fuera el cáliz prohibido
de alguna religión futura.
Despertar sería el verdadero crimen –
prefiero este sueño compartido
donde inventamos
el único paraíso que importa:
aquel donde el amor
no pide perdón.
Explicación:
El poema fusiona lo onírico con lo transgresor a través de imágenes sacro-profanas («cáliz prohibido», «mandamientos»). La voz fluctúa entre la devoción y la rebelión, usando símbolos de religiosidad para explorar la pasión. El lenguaje sensual («dientes rompiendo dogmas») se equilibra con melancolía metafísica («vértigo entre noche y alba»). La atmósfera mantiene tensión entre éxtasis y desolación.
Prompt para la imagen:
«Pintura surrealista: dos figuras etéreas entrelazadas flotando sobre una cama que se transforma en nube. Alrededor, elementos contradictorios (rosarios rotos, uvas que sangran, libros ardiendo). Estilo que mezcle el claroscuro barroco con elementos pop-surrealistas. Paleta: azules profundos, rojos cardinales y dorados oxidados. La imagen debe transmitir éxtasis sacro-profano.»