Subimos al Mismo Tren

10 –

(Algunas almas no solo se encuentran, sino que deciden viajar juntas.)

No bastó la casualidad,
ni el cruce de miradas furtivas,
no fue solo un instante perdido,
sino el eco de una historia dormida.

Dos pasajeros sin rumbo,
dos billetes sin destino,
y el tren avanzando sin prisa
por las líneas de lo desconocido.

No preguntamos a dónde íbamos,
ni quién eligió el vagón,
solo sentimos la certeza
de que el viaje ya había comenzado.

Afuera, las estaciones pasaban,
pero dentro, el tiempo se torcía,
porque hay trenes que no llevan a un sitio,
sino a alguien que nos cambiaría la vida.

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