
Te llevo en mis venas,
en sombras y brisas,
te siento en la piel,
en frío y cenizas.
Te llamo en el eco
de noches perdidas,
te busco en los labios
de antiguas caricias.
Te dejo en el aire
y vuelves sin prisa,
te duermes en mí
y sigues mi vida.
No hay norte sin huellas
que a ti me dirijan,
no hay pausa, no hay tregua,
no hay fin ni salida.