Cuidado, dicen, con los que te rodean,
pues no todo el que te susurra al oído
te lleva en sus pensamientos,
ni cada sonrisa esconde un cariño puro.
Algunos caminan junto a ti,
pero solo buscan que tus pasos se detengan.
He aprendido a leer en las miradas,
a entrelazar el lenguaje del viento,
a saber que las promesas no siempre se cumplen,
y que la verdad se oculta entre las sombras
como una flor que teme al sol.
Pero, aún así, bajo el manto de la duda,
siento cómo crece una esperanza callada,
como una raíz que se aferra al alma,
creciendo en silencio, en la quietud de la noche,
buscando la luz que no muere,
aunque el cielo parezca más lejano cada vez.
La traición puede robar el brillo de tus días,
pero nunca podrá borrar lo que has amado.
Y es en esa grieta donde habita la pureza,
en la herida donde germina la verdad.
Por eso, sigo adelante,
con el corazón entero,
aunque el camino se estreche y la niebla cubra el horizonte,
pues aún creo que existe un refugio,
un rincón donde el amor se mantiene intacto
bajo el silencio de las estrellas.