Soñé que te devoraba,
no con dientes de lobo
sino con hambre de almíbar,
con esa lentitud dulce
que derrite los nombres
en la punta de la lengua.
Fue un festín sin prisa:
mis labios midieron
la curvatura exacta
de tus costillas,
mis manos bebieron
la sal de tu ombligo,
mi boca encontró
el manantial oculto
que esconden tus muslos.
Desperté con sabor a ti
y la cama vacía,
con este apetito circular
que sólo crece
cuando como de ti.
Ahora la noche
es un mantel tendido
donde sirvo mis ansias
en platos de luna,
esperando que el sueño
me traiga de nuevo
tu menú completo.
Explicación del poema:
Este poema transforma el deseo carnal en metáforas gastronómicas y oníricas, manteniendo un equilibrio entre lo sensual y lo poético. La voz poética expresa una conexión visceral a través de imágenes de banquete y sabores, mientras explora la melancolía del deseo insatisfecho.
Prompt para la imagen:
«Figuras humanas abstractas entrelazadas en tonos carmesí y dorado, con texturas que simulan líquidos y sombras. Ambiente onírico con elementos flotantes como frutas y cubiertos. Estilo: surrealismo erótico con técnica mixta digital.»