
Ya no camino descalza por promesas,
ni recojo migajas de un amor que huye.
He aprendido a leer las ausencias
como señales claras
de dónde no florezco.
Fui raíz que se extendía
a terrenos ajenos,
ramas que buscaban
la luz de otras manos.
Pero un día, el eco me devolvió mi nombre,
y supe:
el amor que se mendiga
siempre cobra más de lo que da.
Ahora, si vas a quedarte,
hazlo con los pies firmes,
con la voz sin sombra
y la mirada sin huida.
Y si decides irte,
no cerraré la puerta —
el viento sabrá llevarte
tan lejos como olvidarte.
Porque entendí que amar no es perseguir,
sino encontrarse en un cruce sin atajos,
donde dos almas, sin rogarse,
se reconocen como fuego que no quema,
pero arde en lo más hondo.
Hoy ya no corro tras pasos inciertos,
voy hacia donde me esperan
con la ternura encendida
y las manos vacías
listas para recibir,
no para suplicar.
Explicación del poema:
“Donde Me Esperan las Llamas” es una declaración poética de dignidad emocional. Explora el proceso de recuperación de uno mismo tras haber buscado amor en quienes no estaban dispuestos a corresponder. A través de metáforas naturales y del fuego, el poema simboliza la transformación interior que lleva a dejar de perseguir a quienes no valoran la reciprocidad, y a caminar con la esperanza vibrante de encontrar donde uno sí es esperado. La melancolía de lo vivido se entreteje con una fuerza serena y luminosa que invita a la reflexión y al amor propio.
Prompt para imagen acorde al poema:
Una figura caminando sola en un sendero iluminado por brasas encendidas en el suelo, como si el camino estuviera formado por pequeñas llamas que no queman. Alrededor hay un paisaje oscuro, pero el horizonte muestra una luz cálida al fondo, simbolizando esperanza. La figura camina erguida, en paz, sin mirar atrás. El estilo debe transmitir libertad, renacimiento interior y dignidad serena. Añadir un efecto etéreo o simbólico de alas o fuego en el corazón que no destruya, sino ilumine.