El jardín de los corazones selectivos

Te amo como se ama a un jardín secreto,
con sus puertas cerradas,
sus senderos ocultos,
y sus flores que solo florecen
para quien sabe esperar.
No soy el viento que entra y sale sin permiso,
ni la lluvia que inunda sin cuidado.
Soy el sol que calma,
la brisa que acaricia,
y la tierra que sostiene
cada raíz que decides plantar en mí.

Te amo con la paciencia de quien sabe
que no todas las semillas germinan,
que no todas las estaciones son de cosecha,
pero que cada instante de espera
es un latido que nos acerca.
No busco poseerte,
ni dispersarte en mil pedazos.
Prefiero ser el silencio que te escucha,
el refugio que te guarda,
y el faro que te guía
cuando la noche se hace demasiado larga.

Te amo con la sabiduría de quien entiende
que el amor no es un regalo para todos,
sino un tesoro para unos pocos.
No todos merecen entrar en tu jardín,
no todos saben cuidar de sus flores.
Pero yo,
yo he aprendido a regar con ternura,
a podar con delicadeza,
y a esperar con fe
que cada pétalo que caiga
será reemplazado por otro más bello.

Te amo con la certeza de quien sabe
que el amor no es un camino fácil,
sino un viaje lleno de grietas y abismos,
pero también de cielos y estrellas.
Y aunque a veces la melancolía nos visite,
y la desolación nos golpee,
sé que en tu jardín siempre habrá un rincón
donde la esperanza florece,
donde el amor resiste,
y donde nuestros corazones,
selectivos y sabios,
siguen latiendo al mismo ritmo.


Explicación del poema:

Este poema explora el amor como un acto de selección y cuidado, utilizando la metáfora de un jardín secreto para representar el espacio íntimo y sagrado que compartimos con alguien especial. El poema habla de la importancia de proteger nuestro ser interior, de elegir con sabiduría a quién permitimos entrar en nuestro mundo, y de nutrir el amor con paciencia y dedicación. Combina melancolía y esperanza, creando una atmósfera de reflexión y conexión emocional profunda.

Prompt para la imagen:

«Crea una imagen surrealista de un jardín secreto encerrado por altos muros cubiertos de enredaderas. En el centro, dos figuras humanas, sin rasgos definidos de género, están sentadas juntas, rodeadas de flores que brillan con una luz suave. Una de las figuras sostiene una regadera, simbolizando el cuidado y la dedicación, mientras la otra extiende una mano hacia una flor que acaba de brotar. El cielo está dividido: un lado oscuro y nublado, representando la melancolía, y el otro iluminado por un atardecer cálido, simbolizando la esperanza. El ambiente debe transmitir una sensación de intimidad, protección y amor selectivo.»

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