Las Voces Que Respiran en Mi Sombra

A veces despierto en mitad de mí,
como si fuera huésped en mi propia piel.
Hay voces que me hablan desde adentros olvidados,
rostros que no reconozco,
pero que lloran con mi voz.

Me cruzo en el espejo con miradas que dudan,
con cicatrices que no recuerdo haber ganado,
y sin embargo, pesan.
No soy solo una, ni uno, ni una sola forma de ser.
Soy las veces que caí creyendo volar,
y los días en que me elevé con los huesos rotos.

Te hablo desde el rincón más humano de mi caos,
desde el temblor donde el amor no grita,
pero respira.
Donde la ternura es una trinchera,
y los límites son líneas de tiza bajo la lluvia.

No te prometo certeza,
solo el fulgor que deja el miedo cuando se marcha,
una llama sin dueño que arde entre ruinas.
Tú, que viniste sin mapa,
encendiste faroles en pasillos cerrados,
no me dijiste cómo ser,
solo te quedaste mientras yo recordaba.

El amor no siempre es claro,
ni justo, ni pulcro, ni cuerdo,
pero si se sostiene en la grieta,
si canta en la grieta,
si abraza lo que en mí aún no sé nombrar,
entonces es verdad,
entonces es hogar.

Explicación del poema:

Este poema explora el amor desde la perspectiva de la identidad fracturada, del ser humano que vive múltiples versiones de sí mismo a lo largo del tiempo. Habla desde una subjetividad fluida, evocando la experiencia de vivir con partes internas no reconocidas o apenas comprendidas. El amor aparece aquí no como redención perfecta, sino como presencia luminosa en medio del desconcierto, como acompañamiento en la sombra. Se entrelazan imágenes de desolación, autoconocimiento, y una esperanza vibrante que surge precisamente desde la vulnerabilidad.

Prompt para crear una imagen acorde con el poema:

«Una figura andrógina de pie frente a un espejo agrietado en un cuarto oscuro. Detrás de ella, múltiples siluetas semitransparentes emergen como fragmentos de su identidad, cada una con expresión distinta: melancolía, furia, ternura, esperanza. Un halo suave de luz cálida entra por una rendija en la pared, iluminando parte de la escena. A lo lejos, una figura amorosa en penumbra sostiene una linterna encendida, sin acercarse del todo. La atmósfera es introspectiva, etérea y emocionalmente intensa.»

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