La luna negra derrama tinta en mi costado,
—tu borde es un abismo que lame mis grietas—
y el cielo se deshace en pétalos de ébano.
Dolce tormento, questo fuoco che non brucia,
(…me ahogo en tu río, pero bebo el vacío).
¿Eres Dios o demonio? ¡La sed es la misma!
Desgarra el velo de lo que llamamos amor:
que caigan los templos, que arda el diccionario.
Solo queda el grito… y tu nombre incendiado.*
📸 PROMPT PARA IMAGEN:
«Ilustración digital en estilo psicodélico gótico, inspirada en Zdzisław Beksiński y H.R. Giger. Figura andrógina flotando sobre un mar de alquitrán, con la luna negra sangrando filamentos violetas. Rostro partido en facetas de cristal opaco. Paleta: negro azabache, morfo violáceo, rojo óxido y plata en descomposición. Detalles: geometrías sagradas distorsionadas, flores de metal corroído.»
Nota alquímica: El poema usa «incendiado» como verbo de transformación (raíz latina incendere), evitando adjetivos redundantes. La línea en italiano refuerza el éxtasis místico como paradoja (dulce tormento). La luna negra actúa como símbolo alquímico de lo prohibido/trascendente.