
Algo se mueve bajo la piel de los días,
un temblor que no nombramos
pero que amenaza con partirnos
en mitades irreconciliables.
Nos amamos con la urgencia
de quien siente el suelo ceder,
con la furia de las olas
antes de estrellarse contra la roca.
Pero el amor,
¿es solo vértigo y asfixia?,
¿solo esta lucha sin tregua
por mantener en pie un puente
que se resquebraja bajo nuestros pies?
Mira cómo se doblan las sombras,
cómo el miedo acecha en los rincones,
cómo cada palabra pesa más
cuando el silencio ya no es refugio.
Aún nos queda la memoria,
aún nos quedan los restos del incendio,
pero dime, amor,
¿Cómo se salva un terremoto?