
Aprendí a leer
la temperatura de las ausencias:
los «tal vez» fríos,
los «ahora no» gélidos,
los silencios que congelan
hasta el recuerdo del sol.
Descubrí que mi calor
no es moneda de cambio
para comprar caricias ajenas,
que esta lumbre interna
merece hogueras recíprocas,
no cenizas prestadas.
Ahora cuando la indiferencia
sopla su viento cortante,
me envuelvo en mi propio fuego,
tejo mantos con las hebras
de todo lo que no me dieron
y aprendí:
el amor propio también arde
con llamas azules,
las que no se ven
pero calan hasta los huesos.
Explicación:
El poema utiliza la metáfora del calor/frío para explorar el autovalor en relaciones. Desarrolla la idea de reciprocidad emocional a través de imágenes sensoriales que contrastan temperaturas y energías.
Prompt para la imagen:
«Una figura humana abstracta hecha de llamas azules, de pie frente a un paisaje invernal. De sus manos caen brasas doradas que se transforman en un manto protector. Al fondo, sombras grises con forma de puertas entreabiertas. Estilo ilustración surrealista con contraste entre tonos fríos (azules, plateados) y cálidos (dorados, rojos oscuros), técnica de pintura digital con texturas de acuarela y óleo.»
