No necesito más que tu aliento
rozando el borde frágil de mis noches,
ni más fortuna que tus ojos abiertos
al primer temblor del alba.
Mi techo puede ser el silencio,
mi cama un suspiro inacabado,
pero si tu sombra se enreda en la mía,
el mundo se vuelve habitable.
Hay madrugadas que crujen por dentro,
como ramas secas en el pecho,
y sin embargo, tú —presencia leve—
eres abrigo en cada ruina.
He aprendido que el amor no grita,
susurra en los restos, en la falta,
y en ese gesto diminuto
de compartir la sed bajo el mismo cielo.
Quizás todo se rompa algún día,
pero si aún puedo tocar tu ausencia
como si fuera piel dormida,
habrá esperanza en mis escombros.
Yo no busco eternidad ni promesas,
solo ese instante sin armadura
en que mi alma se acuesta al lado de la tuya
y juntos, inventamos el amanecer.
Explicación del poema:
«Donde Amanece Tu Nombre» es un canto íntimo a la compañía esencial, a ese amor que no necesita adornos ni certezas, solo la entrega silenciosa de dos almas que se reconocen. A través de imágenes de melancolía, vulnerabilidad y ternura, el poema habla del deseo profundo de compartir lo cotidiano con alguien, aun en medio de la carencia. La voz poética transmite una esperanza vibrante nacida del acto simple, pero trascendente, de despertar junto a quien se ama, incluso cuando todo lo demás se desmorona.
Prompt para generar una imagen acorde al poema:
Una habitación sencilla al amanecer, con luz dorada filtrándose por una ventana entreabierta. Dos siluetas humanas se intuyen bajo una manta, dormidas o despertando juntas, sin mostrar rostros claramente. El ambiente transmite calidez, quietud, y un leve aire de melancolía, como si el tiempo se hubiese detenido en un instante íntimo y sagrado. Elementos simbólicos como ramas secas en un jarrón o sombras suaves pueden aludir al paso del tiempo y la fragilidad de los momentos compartidos. El estilo debe ser poético, evocador, con una paleta de colores cálidos mezclados con tonos grisáceos o azulados.