Hay un lugar,
no en tu cuerpo,
sino en el temblor que despierta cuando me nombras,
donde la razón se desviste
y el deseo danza sin vergüenza.
Eres un idioma que mi piel aprendió sin palabras,
un fuego que no abrasa,
pero me arde hasta los huesos.
No te busco,
es tu ausencia la que viene a mí
como un relámpago que no cesa,
como un eco que no se agota.
Te sueño en cada pliegue del aire,
en cada sombra tibia
que se posa sobre mi espalda.
Y cuando te pienso,
mi boca es trinchera,
mi pecho, altar,
y el mundo, una ciudad en ruinas
donde sólo tú eres la luz que sobrevive.
Quiero amarte sin final,
no con la prisa del instante,
sino con el vértigo de lo eterno.
Quiero hundirme en el centro de tu nombre
hasta que el mío desaparezca.
Explicación del poema:
“Donde Empieza el Incendio” es una exploración del amor como deseo insaciable y profundo, no limitado a lo físico, sino expandido a lo simbólico, emocional y espiritual. El poema transforma el impulso del amor carnal en una experiencia poética, donde la presencia del ser amado se convierte en una energía envolvente y transformadora. La imagen del “fuego que no abrasa” representa una pasión que consume sin destruir. La voz poética desea fundirse, no solo en cuerpo, sino en esencia, reflejando la universalidad del anhelo humano por la fusión y la permanencia en el otro.
Prompt para imagen acorde con el poema:
Una escena poética con una figura de género indefinido de pie bajo la lluvia de una noche cálida, rodeada de sombras danzantes iluminadas por una tenue luz dorada. El fondo sugiere una ciudad apagada, pero hay un halo luminoso que nace del pecho de la figura y se eleva como llamas suaves. El viento juega con su cabello y su ropa como si todo el entorno respondiera a una pasión invisible. El estilo debe ser onírico, con colores cálidos (rojos suaves, ámbar, y violeta oscuro) que sugieran intensidad emocional sin caer en lo explícito. El ambiente debe invitar al espectador a sentir el ardor de una pasión trascendente.