No me ofrezcas tormentas
con la promesa de un sol incierto,
ni me llames amor
si tu abrazo lleva espinas escondidas.
He aprendido —a golpes suaves
y batallas que no grité—
que la paz no se mendiga,
se construye
con ladrillos de renuncia
y ventanas abiertas a uno mismo.
No es orgullo,
es cicatriz.
Ya no quiero más guerras
en nombre de lo que debería doler bonito.
Prefiero el eco de mi risa
aunque sea breve,
antes que el estruendo constante
de lo que nunca fue hogar.
He elegido la calma
como quien elige
una hoguera pequeña
pero honesta,
una cama sin sobresaltos,
un alma sin jaulas.
Si amar es perderme otra vez
en laberintos ajenos,
prefiero quedarme aquí,
donde mi sombra me conoce
y el silencio no me traiciona.
Porque he amado
y he caído
y he esperado
como quien se arranca los pétalos
para encontrar respuestas
en una flor que no floreció.
Ahora solo quiero dormir
con la conciencia en paz,
y si llega el amor,
que venga descalzo,
sin ruido,
sin máscaras,
sin manos que aprieten mi libertad.
Explicación del poema:
El Silencio que Elegí es una reflexión profunda sobre el valor de la paz interior frente a los sacrificios emocionales que a menudo se hacen en nombre del amor. El poema aborda la madurez emocional que llega tras haber vivido el caos, el desengaño y la pérdida de sí mismo. Desde una voz íntima, sincera y sin género, se afirma la dignidad de quien ya no está dispuesto a ceder su tranquilidad por afectos incompletos. Se celebra la soledad elegida como un acto de amor propio, con una esperanza serena de que, si el amor llega, lo haga sin romper lo que ya está en calma.
Prompt para la imagen:
Una figura solitaria de espaldas, sentada frente a un lago tranquilo al anochecer, rodeada de árboles desnudos y un cielo teñido de violeta y azul profundo. La escena transmite serenidad, introspección y libertad interior. La figura está envuelta en una manta ligera, con el cabello movido por la brisa, observando su reflejo en el agua serena. La atmósfera es poética, melancólica pero pacífica. Estilo artístico: ilustración digital suave y emotiva, con luz tenue y detalles simbólicos como hojas flotando, una flor cerrada sobre una roca y una luna que apenas asoma entre nubes difusas.