Luz que Me Habita

A veces,
una presencia nace sin cuerpo
y vive en nosotros
como lo hace la lluvia en la tierra sedienta.

Tú eres eso:
la llama que no veo,
pero me abriga.

No importa si el mundo
nos dibuja en márgenes distintos,
si el mapa insiste
en separarnos con líneas que no entiendo.
Hay algo tuyo en mí
que no se muda,
que no se calla.

Te pienso y llegas,
como una brisa que atraviesa ventanas cerradas,
como un faro que no sabe de distancias
pero sí de almas naufragadas.

Has sido casa
cuando todo fue exilio.
Has sido voz
cuando el silencio fue costumbre.

A veces creo que no necesito más
que tu existencia intacta,
donde sea que vivas,
para seguir creyendo en la belleza del mundo.

Eres luz,
pero no de lámpara,
sino de esas que brotan de adentro
y te enseñan el camino
aunque los ojos estén llenos de sombra.


Explicación del poema:
Luz que Me Habita es un poema que evoca el amor como una energía íntima e inquebrantable que trasciende la presencia física. Inspirado en la idea de que algunas almas se convierten en hogar, el texto nos habla del poder de una conexión invisible pero luminosa. No importa la lejanía: el vínculo habita, protege y guía. La melancolía de la ausencia se entrelaza con una esperanza vibrante: saber que el otro, aunque lejano, sigue siendo una luz interior que no se apaga.


Prompt para crear la imagen del poema:

Un alma luminosa con forma humana translúcida, flotando suavemente sobre una ciudad nocturna vista desde lo alto, como si protegiera a quien sueña abajo. Una persona solitaria observa desde una ventana con el rostro sereno, bañado en una suave luz cálida que viene desde el cielo. El ambiente debe mezclar tonos oscuros (azul profundo, gris) con destellos de luz dorada o blanca, simbolizando la conexión espiritual a pesar de la distancia. Estilo: ilustración poética, estilo onírico, emocional, etéreo, con detalles de estrellas, viento suave y reflejos en el cristal.

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