Donde Arde el Sol que Nace en Ti

Te vi,
y no fue una casualidad de la mirada,
fue un incendio de certezas
que cruzó mi pecho sin pedir permiso.

Había en ti algo que no buscaba elogios,
pero los atraía,
como los girasoles a la mañana más limpia.
Eras tú —sin esfuerzo, sin copias—
la expresión más libre del fuego.

Tu voz no hablaba,
pintaba.
Cada palabra tuya tenía el trazo
de alguien que sabe quién es,
sin necesidad de explicarlo.

Y aún así,
no eras dureza,
sino nobleza vestida de carácter,
una tormenta que no arrasa,
sino que purifica el aire que respira el alma.

Por eso, cuando no estás,
los días pierden forma,
y mi sombra te busca
como si supiera que solo tú
puedes incendiarla para devolverle su nombre.

Yo no amo lo fácil,
y tú no sabes fingir.
Por eso, te quedaste,
como se quedan las cosas
que no buscan pertenecer,
pero terminan siendo eternas.


Explicación del poema:
Este poema es un homenaje a quienes, como un alma libre y luminosa, irradian autenticidad sin esfuerzo. Inspirado en la esencia descrita de una persona del signo Leo, simboliza la admiración por alguien que destaca por su carácter firme pero noble, su originalidad innata y la fuerza con la que marca la vida de quien lo ama. El hablante lírico no busca idealizar, sino mostrar cómo esa persona transforma su mundo, dándole forma, fuego y sentido.


Prompt para imagen (en español):
Una figura andrógina envuelta en luz dorada, caminando por una calle gris que empieza a llenarse de color a su paso. Su cabello al viento, expresión serena y segura, sin mirar atrás. El cielo cambia de nublado a un amanecer brillante donde pisa. El entorno es urbano pero con toques de magia: flores brotan del concreto, aves doradas surcan el cielo. El arte debe transmitir fuerza, autenticidad y un aura cálida e inconfundible, como si la persona iluminara todo a su alrededor sin proponérselo.

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