La Soledad También Habla

Amo el sonido del reloj en la pared,
cómo marca el paso de las horas
con el ritmo exacto de mi pensamiento.

Me embriaga la sombra de los árboles
cuando la luna los viste de plata
y el viento les susurra secretos
que solo la noche entiende.

Me encanta la danza de la lluvia
golpeando mi ventana,
su insistencia, su melancolía,
su forma de llenar el vacío
sin hacer preguntas.

Me fascina el abrazo del colchón,
cómo se adapta a mi cuerpo
como si entendiera mis ausencias,
como si el cansancio tuviera forma
y pudiera sostenerme en su regazo.

Y me consuela saber
que en la soledad también hay belleza,
que cada sonido, cada instante,
cada pausa,
es una voz que me recuerda
que sigo aquí,
sintiendo, viviendo,
esperando.


Explicación del poema:

Este poema responde al original desde una mirada de aceptación y consuelo. Mientras el poema inicial resalta la belleza de los pequeños detalles en la soledad con un dejo de tristeza, «La Soledad También Habla» transforma esa sensación en una forma de compañía. Aquí, la soledad no es solo un peso, sino también una presencia que susurra, abraza y llena los espacios con su propia voz. Se mantiene la melancolía, pero se introduce una esperanza sutil: la idea de que cada instante tiene su propia música y significado, incluso en la ausencia de otros.


Prompt para la imagen en Copilot:

«Crea una imagen evocadora de una habitación iluminada por la luz tenue de la luna. Una figura solitaria se encuentra recostada en la cama, con la mirada perdida en la ventana donde la lluvia resbala con suavidad. Afuera, los árboles oscuros se balancean con el viento, proyectando sombras en las paredes. El ambiente transmite una sensación de introspección y serenidad melancólica, con detalles sutiles como un reloj marcando el tiempo y un libro abierto junto a la cama. La atmósfera debe equilibrar la soledad con la belleza tranquila del momento.»

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