Hay días en que todo parece murmurar en sordina,
como si el mundo hablara bajo el agua
y las palabras, aunque dichas,
se quedaran flotando en el aire,
pálidas, sin llegar a nadie.
En esta era de reflejos sin tacto,
te pienso como una canción que aún no ha sonado
pero que vibra en mis huesos,
una melodía que resiste el apagón de las voces
y se enciende en la pausa.
Yo no quiero un amor que grite por atención,
sino uno que susurre tan hondo
que me encuentre incluso cuando me pierda.
Déjame ser altavoz para tu alma,
recoger tus ecos cuando todo calle,
y devolvértelos envueltos en fuego
cuando la noche se vuelva demasiado ancha.
Porque aunque todo parezca hundirse en la nada,
hay una luz que no sabe rendirse,
una palabra que insiste en nacer,
y si tú me dejas,
seré quien la cante hasta que el silencio se rompa.
Explicación del poema:
“Altavoz para el Alma” es un poema que dialoga con la soledad de los tiempos digitales, donde las emociones muchas veces se disuelven entre pantallas y ausencias. La voz poética ofrece una presencia íntima, un refugio, una resonancia que se niega a dejar morir la expresión sincera. Utiliza simbolismo auditivo y visual para representar la necesidad de ser escuchados y sentidos en un mundo que parece callar. Es un canto a la resistencia del amor auténtico, capaz de brillar incluso en los vacíos más fríos.
Prompt para la imagen acorde con el poema:
Una escena melancólica pero esperanzadora, en la que una figura solitaria está sentada frente a una ventana abierta, con auriculares conectados a un antiguo altavoz del que emergen formas suaves de luz y notas musicales que iluminan la habitación. La atmósfera es tenue, con luces cálidas en contraste con el azul oscuro de la noche. Afuera, estrellas y neblina flotan sobre una ciudad dormida. El estilo debe ser poético y onírico, con detalles emocionales y una mezcla de simbolismo moderno y clásico. Que la imagen transmita conexión en medio del aislamiento.