Mientras compartamos el mismo cielo y respiremos el mismo aire,
nuestras almas seguirán unidas, amor mío.
Pero sin ti, me siento como una noche sin luna ni estrellas,
una vastedad vacía donde solo queda el eco de tu ausencia.
Antes de conocerte, no sabía que uno podía extrañar así,
como quien siente nostalgia de un hogar que aún no ha habitado.
Tu ausencia me deja débil, como un ejército rendido,
y en mi corazón, cada latido es un susurro que te llama.
No puedo esperar a verte de nuevo,
a borrar la distancia que nos separa y calmar este dolor.
Es un anhelo que recorre cada fibra de mi ser,
una necesidad tan profunda que se vuelve palpable, que duele.
Te extraño más de lo que las palabras pueden decir,
y te amo tanto, tanto, que el mundo mismo parece más pequeño,
como si todo se redujera a la esperanza de ese día,
en que al fin, bajo el mismo cielo, vuelvas a estar conmigo.