2 –
(Cuando el amor es un pasaje sin regreso, una travesía sin marcha atrás.)
El viento jugaba entre las maletas,
sombras y pasos cruzaban la vía,
y en medio del caos de los pasajeros,
tus ojos callaban lo que el alma decía.
Un billete arrugado en mi mano,
un destino escrito en tus labios,
sin mapas, sin rutas trazadas,
solo el pulso febril del acaso.
El tren suspiró entre las vías,
como un presagio, como un latido,
y al subir contigo a ese viaje,
supe que nunca habría olvido.
Porque hay encuentros que son de ida,
sin estaciones de despedida,
y el amor que nace en un andén
no conoce de boletos de vuelta.