
No sé si eres el aire que me quema
o la sombra que me abriga,
pero llevo tu nombre escrito
en cada grieta de la tarde.
Te invento cuando cierro los ojos:
eres el río que se niega a secarse,
la última palabra del poema
que nadie se atreve a pronunciar.
A veces, tu recuerdo es un puñal
que corta sin hacer ruido;
otras, es la luz que se filtra
entre las persianas del invierno.
No importa si hoy estás lejos:
el amor no entiende de distancias,
sino de latidos que se pierden
y se encuentran en el silencio.
Y aunque la noche pese más que el alma,
sé que volverás…
como vuelve la lluvia
a la sed de la tierra.
Explicación del poema:
Este poema explora la paradoja del amor y la ausencia a través de imágenes contrastantes (aire/sombra, puñal/luz, invierno/lluvia). La voz poética oscila entre el dolor y la esperanza, usando elementos naturales como símbolos de resistencia y renacimiento. La estructura fluye de lo concreto («grieta de la tarde») a lo universal («el amor no entiende de distancias»), creando un puente emocional con el lector. El final evoca circularidad: la certeza de que el reencuentro es inevitable, como un ciclo natural.
Prompt para imagen (DALL·E / MidJourney):
*»Imagen onírica y melancólica en tonos crepusculares (azules profundos, dorados desvanecidos y sombras grises). Un paisaje surrealista donde:
En primer plano, manos abiertas reciben lluvia que se transforma en tierra seca al tocarla.
Estilo: mezcla de realismo mágico (como Remedios Varo) y poesía visual (similar a las ilustraciones de Arthur Rackham). Atmosfera emotiva, con texturas de acuarela desleída y claroscuro dramático.»*
El cielo está agrietado como un viejo muro, con letras luminosas flotando entre las grietas (tu nombre escrito en el aire).
Un río negro y serpenteante fluye hacia el horizonte, reflejando la luz de una luna pálida.
Siluetas de figuras humanas translúcidas (una como fuego, otra como sombra) se desvanecen entre persianas de luz y niebla invernal.