
Te pienso en silencio,
como se piensa un incendio ya extinguido
que aún huele a humo,
como se acaricia la sombra
de algo que ardió demasiado.
Hay noches que no duermo.
No por insomnio,
sino porque mis recuerdos
te siguen desnudando en mi memoria.
Cada rincón de mí
te recuerda sin permiso,
te busca sin lógica.
Fuiste ese instante fugaz
que se quedó grabado en mi piel
como un tatuaje invisible,
esa respiración entrecortada
que aún tiembla en mis costillas.
Y sí…
nos rompió el tiempo,
la torpeza de las palabras no dichas,
ese maldito casi
que nos dejó a medias
pero con el alma completa.
Te extraño
con la furia de lo no resuelto,
con la ternura que todavía respira
en la ropa que no quise lavar
por miedo a que se fuera tu olor.
Y aunque mi cabeza
intenta cerrar las puertas,
mi cuerpo es traidor—
recuerda tus manos,
tus labios que no pedían permiso,
tu risa que arañaba el aire
como si el mundo fuese solo nuestro.
Amarte fue un cataclismo.
Sobrevivirte,
una guerra sin tregua.
Y aún así,
si regresaras,
no sabría decir que no.
Explicación del poema:
“La Incandescencia de lo Que Fue” es una elegía al deseo no resuelto, a la conexión intensa y erótica que quedó suspendida en el tiempo. Explora la ansiedad emocional y física que puede dejar un amor que, aunque breve o interrumpido, marcó profundamente el alma y el cuerpo. El yo poético no busca consuelo, sino desahogo, reconociendo la contradicción entre el olvido racional y el anhelo visceral. La voz se sostiene entre la melancolía ardiente y una esperanza tenue, alimentada por la memoria sensorial del ser amado. Es un poema que habla desde la herida, pero también desde el fuego que nunca se apaga del todo.
Prompt para imagen acorde al poema:
Una figura humana solitaria acostada en una cama desordenada, iluminada por la luz tenue de la luna que entra por una ventana entreabierta. El ambiente es cálido pero sombrío, con tonos rojos y anaranjados fundidos en las sombras. Sobre la piel de la figura, pequeñas brasas o marcas brillantes como si el recuerdo del amor aún ardiera. En el aire, siluetas casi transparentes que evocan recuerdos: una caricia, una mirada, una risa suspendida. Todo el entorno transmite deseo contenido, nostalgia ardiente y la lucha entre la memoria y el olvido.