No todo lo roto pide ruido,
hay heridas que florecen en silencio,
como esas grietas por donde entra la luz
cuando la noche parece interminable.
He aprendido a sentarme con mis ruinas,
a hablarles sin urgencia,
a tejer con sus hilos una manta
que me cubra del frío de los días huecos.
A veces soy barro bajo la lluvia,
a veces, solo polvo en el viento,
pero siempre, en el fondo, una semilla
esperando la estación propicia.
No me tiembla el pulso al dibujar con lodo,
ni al pintar de nuevo sobre la piel vencida,
porque sé que el color no niega la tristeza,
solo le da forma para que no se pudra.
Y si aún hay belleza en este andar sin mapa,
es porque no le temí al temblor,
ni a los bordes rotos de mi historia,
sino que los llevé como ramas torcidas
que aprendieron a dar sombra.
Explicación breve del poema:
Este poema es un eco profundo y contemplativo del texto original «»Quizá no todo lo que nos pasa en la vida sea lindo, pero sí podemos tratar de hacer algo lindo incluso con lo que nos duele, y ahí, cuando no dejamos que un buen corazón cambie, cuando le ponemos flores a las heridas, cuando nos damos el tiempo de volver a colorearnos sin salirnos de la rayita. Ahí ganamos siempre”. Feliz día!!»». Mientras el primero alude a la capacidad de mantener un buen corazón y embellecer el dolor, esta respuesta se sumerge en la interioridad de esa transformación. Presenta una voz lírica que abraza la fragilidad sin dramatismo, acepta la herida como parte del paisaje y reconoce la posibilidad de brotar desde la sombra. No idealiza el sufrimiento, pero tampoco lo esquiva: lo habita, lo observa, lo dignifica. La esperanza no es euforia, es perseverancia quieta.
Prompt para generar imagen poética basada en el poema:
«Una figura sin género sentada en medio de un paisaje desolado y gris, envuelta en una manta tejida con hilos brillantes que contrastan con su entorno. A su alrededor, surgen pequeñas flores o brotes desde grietas en el suelo y en su cuerpo, como si florecieran desde heridas antiguas. El cielo nublado deja pasar una tenue luz que ilumina parcialmente el rostro de la figura. Una atmósfera melancólica pero serena, con un enfoque en la resiliencia y la belleza que nace del dolor.»