A veces, creo verte
en la forma en que el sol toca la taza
que bebo en soledad,
o en el paso de una hoja
que cae sin ruido,
como si supiera
que mi alma guarda un lugar deshabitado.
No pido más que un corazón
que no tema desnudarse de palabras,
que se siente conmigo
en los días sin propósito
y me regale el milagro
de compartir el silencio
como si fuera música.
No sueño castillos ni promesas,
sólo un gesto sincero,
una risa que no huya de lo simple,
una mano que no apriete,
pero tampoco suelte.
En mis pasos hay huecos
que no llenará el azar,
pero sigo,
como quien camina hacia una brisa
que aún no siente,
pero intuye en cada poro.
Quizás el destino no tenga prisa,
quizás el amor no llega…
se revela.
Y cuando lo haga,
quiero estar despierto,
sin máscaras,
con la ternura abierta
como un campo sin cercas.
No busco un milagro,
busco a alguien
que mire conmigo
el mundo de siempre
como si fuera nuevo.
Explicación del poema:
“Donde Habita la Espera” es un canto íntimo a la búsqueda del amor sincero, despojado de artificios. La voz poética no idealiza, sino que anhela lo real: la complicidad sencilla, la presencia genuina, y la esperanza que no desespera. El poema entrelaza melancolía y anhelo con una luz que persiste: la creencia en que alguien, en algún lugar, también está esperando. Habla a todos los corazones que han amado o sueñan con hacerlo, sin importar edad, género ni experiencia.
Prompt para imagen acorde al poema:
“Una figura solitaria sentada en un banco de madera bajo un árbol frondoso en otoño, sosteniendo una taza de café humeante. El entorno es tranquilo y melancólico: hojas doradas cubren el suelo, el cielo tiene tonos pastel de amanecer, y en el fondo hay un sendero vacío que se pierde entre la niebla. La atmósfera debe transmitir soledad esperanzada, serenidad emocional y la belleza de lo cotidiano. Estilo artístico poético, cálido y evocador, con iluminación suave y detalles naturales.”