El Fulgor Que Me Habita


Poema:

No sé si soy bello a los ojos del mundo,
ni busco serlo.
Mi alma, esa sí, arde
con la llama inasible de los que sienten hondo
y sangran versos al tocar la piel del viento.

Camino entre sombras y reflejos,
sin encajar, sin querer hacerlo,
porque mi locura es mi refugio
y mi risa… mi forma más pura de resistir.

No he sido nunca un cuerpo,
soy la tinta, la voz que no calla,
la mano que escribe para no morir
cuando el alma pesa más que los huesos.

Y si alguna luz me viste de vida,
no es mía…
es tuya,
la que encendiste al mirarme sin miedo,
la que me recuerda cada día
que valgo por lo que arde en mis manos,
y por ese temblor secreto
que nace solo cuando pronuncio tu nombre.

No dejes, amor,
que la noche apague esta llama,
porque en ella habito,
y en ella, te amo.


Explicación del poema:

«El Fulgor Que Me Habita» es una declaración poética sobre el valor de lo invisible: la esencia, la pasión, la locura y el amor que trascienden la apariencia. La voz poética se reconoce diferente, imperfecta, pero profundamente viva gracias al poder del amor y de la palabra. El poema explora la fragilidad humana y la fortaleza que otorga ser amado por quien sabe ver la belleza de lo intangible. Es un canto íntimo a la autenticidad y a ese amor que se convierte en faro cuando todo lo demás oscurece.


Prompt para la imagen:

«Crea una imagen poética y evocadora de una figura de género neutro sentada en un campo abierto bajo un cielo crepuscular con tonos anaranjados, púrpuras y azul profundo. En sus manos, una llama pequeña y cálida arde suavemente, iluminando su rostro con melancolía y esperanza. La figura sonríe levemente, rodeada de versos flotantes y destellos de luz dorada que representan palabras no dichas. A lo lejos, siluetas difusas del pasado se desvanecen en la bruma mientras la figura permanece firme, abrazando su llama interior como símbolo de amor y esencia propia.»

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