El Tanga Amarillo

Bajo un cielo nublado, en feria trivial,
se alza una escena humilde, casi surreal.
Un hombre sonriente, juguetón y sencillo,
sostiene con orgullo un tanga amarillo.

No es solo la prenda ni el precio irrisorio,
es el brillo en sus ojos, su gesto ilusorio.
Es la risa que brota, sin pena ni prisa,
la magia del momento que la vida precisa.

Quizás no es un héroe, ni busca laureles,
solo un alma que juega entre risas y muelles.
Nos recuerda, entre bromas, lo bello y sencillo:
hallar alegría… en un tanga amarillo.

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