No temas, mi amor, cuando el cielo se oscurezca,
que en mis manos siempre habrá un paraguas para ti.
No necesito palabras adornadas ni promesas vacías,
solo este corazón sincero que late por protegerte.
Cuando la tormenta nos alcance y el viento sople fuerte,
seré el abrigo que cubra tus miedos,
el refugio que resista las inclemencias,
porque mi amor no conoce de condiciones ni de dudas.
No quiero impresionar con versos ni grandes gestos,
solo caminar contigo, paso a paso, en cualquier camino.
Mi promesa no es profunda, pero es inquebrantable,
sostenida por la verdad de un amor que no se rinde.
Así que, cuando la lluvia caiga y las pruebas lleguen,
sabrás que estoy aquí, no solo para sostenerte,
sino para demostrarte con hechos lo que las palabras no pueden decir:
que mi sinceridad es tan constante como mi amor por ti.