5 –
(El destino a veces elige un lugar, un momento, un número para unir dos almas.)
La voz del altavoz anunció tu llegada,
Vía 7, dijeron sin sospechar
que no era un tren lo que esperaba,
sino el comienzo de mi caminar.
Tu silueta emergió entre las sombras,
un viajero sin prisa, sin mapas ni ruido,
y al cruzar nuestras miradas furtivas,
el mundo se volvió un latido.
La estación dejó de ser estación,
se volvió umbral de un tiempo distinto,
donde los relojes ya no contaban
y solo el alma marcaba el ritmo.
Desde entonces, la Vía 7 me llama,
es un número escrito en la piel del destino,
el eco de un encuentro improbable
que aún recorre mis caminos.