15 –

(Hay encuentros que no son casualidad, sino la consecuencia de un camino escrito en el tiempo.)
No importa cuánto haya caminado,
cuántos inviernos hayan callado mi voz,
cuántas estaciones me vieron partir
sin promesas ni despedidas.
Todo me llevaba hasta aquí,
a la luz callada de tu mirada,
a la certeza suave de tus manos
dibujando un nuevo horizonte en mi piel.
Era tu risa la que esperaba en los ecos,
tus pasos los que soñé en la distancia,
tu voz la que llenó los vacíos
donde antes solo habitaba el silencio.
Nunca lo supe, pero siempre supe,
como el río sabe que encontrará el mar,
como el sol busca el amanecer,
como el tren que sigue su vía
sin dudar del destino que lo espera.