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(No es el destino final, es solo el inicio del viaje que cambia todo.)
Nos encontramos sin mapas,
sin señales que anunciaran la ruta,
y aun así, supimos que era aquí,
en este instante detenido en el tiempo.
No preguntamos por el final,
porque en tu risa hay amaneceres,
y en tus manos la certeza
de que siempre habrá caminos por recorrer.
Este tren no se detiene,
avanza entre paisajes de piel y suspiros,
por estaciones que aún no existen,
por promesas que aún no hemos escrito.
No sé a dónde nos lleva este viaje,
ni qué nombre tendrá la última estación,
pero mientras sigas a mi lado,
cada kilómetro será un verso,
y cada día, una razón para seguir.