El reloj inventa minutos
pero nosotros inventamos
esta eternidad portátil:
el beso que se niega
a convertirse en ayer,
la caricia que desafía
las leyes del olvido,
esta llama que baila
sobre el aceite frágil
de los días contados.
No es pasión lo que nos quema
sino la física nueva
de dos cuerpos que aprenden
a detener la arena
con pestañas entrelazadas,
a convertir cada noche
en un pequeño big bang
donde nacen constelaciones
con el mapa de tus lunares.
La vida es breve, sí,
pero qué importa
si hemos domesticado
el arte de hacer fuego
con las últimas brasas,
si cada «te amo»
es un reloj de sol
que marca sólo
las horas doradas.
Explicación:
Este poema transforma la fugacidad del tiempo en una celebración del amor como acto de alquimia temporal. La voz poética mezcla imágenes cósmicas (big bang, constelaciones) con elementos cotidianos (relojes, brasas) para mostrar cómo la pasión reinventa el concepto del tiempo. El tono equilibra urgencia y eternidad, sugiriendo que el verdadero amor convierte los instantes en infinito.
Prompt para imagen:
«Pintura digital surrealista: dos figuras abrazadas dentro de un reloj de arena, donde la arena inferior son estrellas y la superior brasas encendidas. Detalles: pieles con textura de pergamino antiguo mostrando mapas estelares, labios compartiendo una llama pequeña. Fondo: universo en expansión con tonalidades doradas. Paleta: negros cósmicos, rojos incandescentes y dorados. Estilo: realismo mágico con influencia de iconografía alquímica.»