
Hemos caminado bajo soles inclementes,
nos hemos refugiado en la lluvia,
hemos reído con la boca llena,
sin miedo a que el mundo nos juzgue.
Hemos contado estrellas hasta quedarnos dormidos,
hemos compartido silencios que decían más que mil palabras,
y en cada paso, en cada instante,
hemos sabido que este viaje es nuestro.
No hay prisa en nuestro tiempo,
porque cada error, cada desvío,
cada dulce pecado compartido,
es solo otra prueba de que estamos hechos el uno para el otro.
Que vengan más amaneceres sin planes,
más noches de risas sin razón,
porque en cada latido desordenado,
en cada bocanada de aire compartida,
sé que lo único que importa…
es que estamos juntos.