No fue una pregunta,
fue un abismo disfrazado de elección,
una promesa oculta
en la forma en que sus labios pronunciaban
mis posibilidades.
“Arriba o abajo”, dijo,
como quien ofrece destino
sin revelar el precio.
Y yo, que ya había caído
antes de que me lo pidiera,
sonreí con la certeza de quien se entrega
no por sumisión,
sino por deseo.
Porque el amor —cuando quema—
no necesita cadenas,
solo el eco de un nombre
repetido al ritmo del pulso.
Abajo, donde el orgullo se disuelve
y el alma se rinde sin guerra.
Abajo, donde los cuerpos se hablan
en un idioma sin palabras,
donde el tiempo se curva
y la voluntad se derrite
como cera al borde del incendio.
Allí, entre jadeos y rendición,
comprendí que el amor también puede ser
un combate donde uno elige caer
para sentirse, por fin,
levantado.
Y mientras mi cuerpo olvidaba el norte,
sus ojos dibujaban versos
en cada espasmo,
en cada exhalación.
Porque a veces amar es eso:
ser testigo del otro
perdiéndose en ti,
latido a latido.
Explicación del poema:
Latido a Latido es un poema que explora el amor en su forma más intensa y dual: la entrega y el poder, la rendición voluntaria y el dominio del deseo. Usando una escena cargada de tensión emocional y sensual, se profundiza en la complejidad del consentimiento, del placer compartido, y del simbolismo detrás de elegir rendirse a alguien —no por debilidad, sino por la fuerza del vínculo. El lenguaje está lleno de imágenes poéticas que transmiten tanto melancolía como pasión, llevando al lector por una travesía emocional donde la vulnerabilidad se convierte en una forma sublime de conexión.
Prompt para imagen acorde al poema:
Una escena íntima y simbólica en tonos oscuros con iluminación cálida: dos siluetas entrelazadas en un entorno onírico, donde la gravedad parece invertida y una figura está “abajo”, tendida con los ojos cerrados, envuelta en una atmósfera de entrega serena. Desde arriba, otra figura le observa con ternura intensa, como si contemplara una obra de arte viviente. Alrededor, latidos dibujados como ondas de luz recorren el aire, conectando ambos cuerpos. El fondo debe ser abstracto, evocando emociones más que lugares reales, con una atmósfera entre melancólica y ardiente, simbolizando la pasión, la elección y la entrega.