
Latidos de Ceniza y Fuego
Te intuyo en la distancia antes de verte,
en la grieta del aire que aún no tocas,
en la piel que arde sin llamas,
como un presagio escrito en la sombra.
Tu voz es el eco de un temblor antiguo,
el filo de un deseo que despierta,
una caricia que no ha sucedido
pero ya deja cicatrices en mi alma.
Nos buscamos como el río a su cauce,
como la noche a su promesa de luna.
Cada roce es un conjuro sin palabras,
una plegaria de piel contra piel.
Cuando al fin te encuentre en la penumbra,
cuando el tiempo ceda ante el incendio,
seremos solo latidos, solo un susurro
de ceniza y fuego consumiéndose lento.