Llegaste cuando el alma llovía,
cuando el eco del mundo era ceniza
y mis días, naufragios sin orilla,
dormían sin razón sobre la brisa.
No pedí que vinieras, y sin embargo,
te hiciste sol en mis madrugadas,
como si supieras que mis huesos
anhelaban el calor de otra esperanza.
Tú, con tu forma de mirar sin juicio,
con ese amor que no pide promesas,
me tomaste sin ruido, sin aviso,
como el río que fluye y no se queja.
Hoy sé que no eras milagro ni destino,
sino la respuesta a un verso perdido,
el refugio en la tormenta de uno mismo,
la prueba de que aún existo… y respiro.
Explicación del poema:
Este poema responde con profundidad emocional al agradecimiento y amor del texto original. En lugar de repetir la gratitud directa, profundiza en el estado emocional previo a la llegada de esa persona, mostrando el contraste entre la desolación interior y la nueva luz traída por el amor. Utiliza símbolos naturales como la lluvia, el río y el sol para expresar esa transformación. Es una declaración de salvación emocional y redención íntima que cualquier lector puede sentir como propia.
Prompt para la imagen en Copilot:
«Un alma solitaria caminando bajo la lluvia en un paisaje gris, donde a lo lejos aparece una figura luminosa que transforma el entorno en color. La escena debe transmitir un cambio emocional: de tristeza a esperanza. Usa una paleta que pase de tonos fríos y apagados a cálidos y dorados. Añade detalles sutiles como hojas movidas por el viento, un reflejo en el agua, y una atmósfera poética e íntima.»