
Te espero
como se espera la noche
cuando uno sabe que vendrá con estrellas,
aunque el cielo aún esté gris.
He preparado mi cuerpo
como se alista un altar
para la llama sagrada
de lo que no se dice,
pero se entrega.
No es la piel lo que grita,
es el temblor que antecede al roce,
la mirada que toca
antes que los dedos se atrevan.
He encendido una vela
donde el deseo arde
sin quemar,
porque hay fuegos que no destruyen,
solo purifican.
Tú llegarás,
y en el aire quedará suspendida
la promesa de todos los silencios
que supimos guardar
para este momento exacto.
Y cuando nuestras sombras se fundan
en un único latido,
sabremos que el amor,
cuando es profundo,
puede vestirse de pasión
sin perder su eternidad.
Explicación del poema:
“Lo que el Silencio Promete” es una evocación lírica del deseo maduro, íntimo y simbólico, que va más allá del acto físico para explorar el rito emocional que lo precede. A partir de una preparación sensual, el poema transforma la expectativa corporal en una ceremonia espiritual, donde el amor se manifiesta a través del deseo contenido, la complicidad silenciosa y la conexión emocional que trasciende las palabras. El resultado es una atmósfera densa de anticipación, ternura y fuego controlado, donde la pasión se entrelaza con la profundidad emocional.
Prompt para generar la imagen acorde al poema:
A room bathed in soft amber candlelight, where a single figure stands near a window dressed in elegant black, silhouetted against the night. The mood is sensual yet poetic — not explicit, but suggestive of anticipation and inner longing. The room includes symbolic details: a bottle of wine, a single lit candle, and flowing curtains moved gently by the breeze. The atmosphere must balance intimacy, mystery, and emotional depth, evoking both passion and tenderness, with a dreamy, cinematic style.