
No me interesa saber cómo tus días se llenan de rutina.
Quiero saber si alguna vez, en la quietud de la noche,
te has sumido en el latido profundo de tus sueños,
ese eco que grita en tu pecho y te impulsa a desafiarlo todo.
No me importa tu edad, ni las marcas que el tiempo haya dejado en tu piel.
Quiero saber si te arriesgas a mirar más allá del miedo,
si te lanzas sin red al abismo del amor,
o si prefieres quedarte en el borde, temeroso,
esperando que el miedo te deje respirar.
No me interesa qué dice tu horóscopo,
ni qué planetas atraviesan tu cielo.
Quiero saber si alguna vez has tocado la raíz de tu dolor,
si la vida te ha dejado cicatrices profundas,
y aún así sigues caminando, sin cerrar las puertas,
sin dejar que las sombras se apoderen de ti.
Quiero saber si puedes mirar de frente al dolor,
el mío o el tuyo, y no apartar la vista.
Si eres capaz de abrazar la tristeza sin huir,
sin buscar una salida rápida para sanarlo todo.
No me interesa si lo que dices es la verdad absoluta.
Quiero saber si tienes el valor de ser honesto contigo mismo,
de traicionar las expectativas ajenas para seguir tu verdad,
aunque el mundo te señale con el dedo.
Quiero saber si puedes soportar las críticas y las miradas,
y aún así, mantenerte firme, fiel a ti mismo.
Quiero saber si eres capaz de ver la belleza donde otros ven ruina,
si sabes encontrar la luz en la oscuridad de los días grises,
y si puedes nutrir tu vida de esos pequeños destellos
que sobreviven a las tormentas.
Quiero saber si puedes caer,
y a pesar de la caída, gritar un sí
que desafíe la desesperanza,
un sí que haga que la luna se detenga en su camino.
No me importa en qué casa te refugias ni qué posees.
Quiero saber si eres capaz de levantarte después de la noche más oscura,
cuando el cuerpo está agotado,
y el alma sangra de tanto intentar.
Quiero saber si, incluso cuando todo parece perdido,
sigues adelante por lo que amas,
sin rendirte, sin dar un paso atrás.
No me importa quiénes han sido tus maestros ni cómo llegaste hasta aquí.
Quiero saber si serás capaz de quedarte conmigo
cuando todo se derrumbe,
cuando la tormenta arrase con lo que conocemos,
y sólo quede el fuego entre nosotros.
Quiero saber si, aún en la quietud del colapso,
te sostienes a lo que realmente importa,
a lo que se queda cuando todo lo demás se disuelve.
No me interesa qué papel juegas en el mundo.
Quiero saber qué es lo que te mantiene,
qué te da fuerzas cuando todo parece desmoronarse,
y si, en la solitaria oscuridad,
te encuentras a ti mismo,
y aprendes a amarte,
a ser suficiente.