Hay días en que el mundo me queda grande,
en que la ciudad murmura
pero nadie me llama por dentro.
Entonces cierro los ojos
y es tu voz la que me sostiene.
No importa cuántas fronteras
hayan intentado secar nuestra raíz,
ni cuántos inviernos pasaron
entre tus latidos y los míos:
sigues siendo mi refugio.
Eres la casa que no se derrumba
cuando todo lo demás se cae.
Eres la lámpara que no pregunta
pero siempre se enciende.
Y aunque tu piel
no toque la mía hace siglos,
aún me arropas
cuando el mundo se olvida de ser amable.
Eres la distancia que nunca pesa,
el recuerdo que no envejece.
Te pienso
y el alma se me acomoda.
Te invoco
y la sombra se endulza.
Eres el hilo invisible
que une mis ruinas
con algo parecido a la paz.
Y no necesito verte
para saber que existes.
Basta con sentir
que, allá donde respiras,
hay un pedazo mío
viviendo en ti.
Explicación del poema:
Donde Vive tu Nombre es una declaración de amor íntima y universal. El poema celebra ese vínculo profundo con una persona que, pese a la distancia o el tiempo, sigue siendo un refugio emocional. No se trata solo del amor romántico, sino de un lazo atemporal que habita en lo más hondo del ser. La voz poética reconoce que hay presencias que, aunque ausentes físicamente, iluminan la vida desde la memoria, el alma y el corazón. Es una oda a la conexión verdadera, al amor que no se desgasta ni se disuelve con los kilómetros.
Prompt para la imagen:
Una figura de pie en la cima de una colina al atardecer, mirando hacia un cielo estrellado donde una constelación toma forma de una silueta humana luminosa. El entorno está bañado en tonos cálidos y fríos a la vez: anaranjado, azul profundo y violeta suave. El viento mueve suavemente la ropa de la figura, que sostiene una carta o un objeto simbólico en la mano. La atmósfera transmite nostalgia, conexión espiritual y esperanza. Estilo artístico: ilustración digital onírica y emocional, con detalles sutiles como flores etéreas flotando en el aire y una luz que emana desde el pecho de la figura hacia el cielo.