Mirada que Redime

Es innegociable el fulgor
que enciende tu mirada,
un pacto secreto con la vida
cada vez que tus ojos,
como faros en la tormenta,
cruzan los míos.

Eres la brecha en el muro,
la grieta por donde el sol
se atreve a resucitar la esperanza
en un mundo de sombras
y días incompletos.

Cuando caminas hacia mí,
la tierra murmura promesas,
el aire susurra certezas,
y la piel comprende
lo que es querer,
lo que es sentirse querido,
sin condición ni medida.

Eres la constancia
en un mar que se agita,
la sonrisa que redime
las horas desoladas,
la prueba irrefutable
de que el amor,
aunque frágil,
es un universo que persiste.

Déjame habitar ese instante
en que la alegría despierta,
en que mi soledad renuncia
y el eco del vacío se llena
con el simple hecho
de tu existir.

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