En un Suspiro

Entre más te miro,
mi pecho se quiebra como un cristal al sol,
y en cada reflejo de tus ojos
se desborda un océano que no alcanzo a nombrar.

Tu silueta, dibujada por la luz de la tarde,
parece danzar en el aire,
como si el tiempo mismo se rindiera ante ti.
Más te admiro, más te siento,
como una ráfaga que atraviesa mi ser,
despojándome de todo, salvo del deseo
de hundirme en la eternidad de tu sombra.

Más me gustas,
más este latir se vuelve un tambor que clama tu nombre.
Cada palabra que no digo
se convierte en un eco,
en un susurro perdido
que vuela hasta tu piel como un ave herida,
ansiando refugio.

Quiero darte mi vida en un suspiro,
dejar que mis días se derramen en tus manos
como un río que no busca el mar,
sino el remanso de tu abrazo.

Porque en ti,
hasta la melancolía florece,
y la esperanza—frágil, suspendida—
canta su más dulce canción.

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