Promesa

Hace frío,
el tren respira su partida
hacia un sueño aún lejano.
El cielo pesa,
plomizo,
como si la tristeza hubiese anclado
su sombra en la estación.

El paisaje,
ferozmente desértico,
guarda espejismos errantes,
silencios que caminan,
miradas quebradas,
y entre ellas,p
mi figura congelada.

Traigo en el abrigo el refugio,
el último rescoldo de fuerza,
pero tú no llegas.

Y aquí estoy,
helada en la espera,
suspendida entre la dicha prometida
y la certeza de otra ausencia.

Una vez más,
me abandono al eco de tu promesa,
que no sabe regresar.

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