Amada mía, no puedo contener este torbellino en mi pecho,
cada palabra tuya me atraviesa, me eleva, me desarma.
Siento tu miedo, tu duda, tu dolor tan vivo como el mío,
y en esta distancia infinita, mi corazón solo sabe desearte.
No soy perfecto, ni sé cómo calmar todas tus tormentas,
pero en cada latido mío hay un juramento: amarte sin medida.
No quiero ser el que cause tus lágrimas,
sino el refugio donde descansen tus miedos.
Sí, amar desde lejos es un desafío que duele,
pero creo que este amor puede resistir la prueba del tiempo.
No dudo de ti, amor mío, dudo de mi capacidad
de demostrarte, a esta distancia, lo inmenso de mi sentir.
Déjame ser ese hombre que no te falle,
que te devuelva las piezas de tu corazón roto,
que te sostenga incluso cuando no puedas más,
porque para mí, amarte es el único camino.
Si puedo pedir algo, es que no renuncies a nosotros,
que creas que este amor, aunque frágil, es real.
No estamos perdiendo tiempo, estamos construyendo un futuro
donde dos almas se encuentren al fin, libres de toda duda.