Cuando el Amor Tiene Nombre

Yo supe lo que era el amor
el día que me preguntaste si había comido.
Tan simple. Tan absurdo. Tan inmenso.
Como si tu voz tejiera un refugio
en medio del vendaval de la vida.

No eras sólo ternura,
eras fuego en los huesos y refugio en la lluvia,
una página cálida en un mundo que a veces arde frío.
Tu cuidado no era cadena,
sino puente hacia lo que olvidé:
que merezco ser visto,
que hay luz incluso en lo cotidiano.

Me amaste sin pedir altar,
me abrazaste sin prometer eternidades.
Fuiste pasión sin promesa,
poesía sin firma,
milagro sin anuncio.

Y aunque a veces temí no merecerte,
supe que si un alma así toca la mía,
es porque aún hay belleza esperándome
en este mundo roto.

Explicación:
Este poema es una respuesta emocional al texto original, que celebra a la mujer que ama desde el detalle, la ternura y la pasión. En lugar de enfocarse solo en su presencia, este poema da voz a quien ha sido amado de ese modo. Habla desde el asombro, la gratitud y la vulnerabilidad de saberse cuidado. Explora la profundidad del amor genuino, el que se manifiesta en gestos simples, y destaca lo transformador que puede ser ser amado con autenticidad.

Prompt para generar la imagen en Copilot:
«Una escena cálida e íntima entre dos personas en un entorno cotidiano: una taza de café humeante sobre la mesa, una ventana donde entra la luz del atardecer, y una mujer que mira con ternura mientras pregunta con los ojos si todo está bien. La atmósfera debe ser suave y acogedora, con tonos cálidos y detalles sutiles que representen el amor en lo cotidiano: una bufanda doblada, manos entrelazadas, y un cuaderno abierto con letras poéticas. Todo debe reflejar calma, amor profundo y gratitud silenciosa.»

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