
No me digas que me amas
si tus ojos no se detienen en mis grietas,
si no adviertes el silencio
con el que a veces grito.
El amor, sin cuidado,
es un fuego sin calor,
una palabra sin abrigo.
Yo he aprendido a distinguir
quién me nombra con deseo
y quién me nombra con ternura,
quién me mira cuando río
y quién me ve cuando me hundo.
El alma no pide grandes gestos,
sólo una mano que no suelte,
una voz que no calle
cuando el mundo se apaga.
Yo quiero quedarme
donde se nota si no hablo,
donde me preguntan si dormí bien
sin que lo pida,
donde el “¿estás bien?”
no es un trámite,
sino un refugio.
Porque he comprendido
que el verdadero amor
no siempre grita promesas,
a veces susurra con actos
que salvan.
Explicación del poema:
Donde el cuidado florece es un poema que pone en valor la atención genuina como expresión esencial del amor verdadero. A través de un lenguaje poético cargado de simbolismo emocional, se plantea que el afecto más profundo no siempre se manifiesta en palabras grandilocuentes, sino en pequeños gestos que sostienen, que observan y que acompañan sin necesidad de ser llamados. Con un tono melancólico pero lleno de esperanza, la voz poética revela la diferencia entre amar y cuidar, y celebra la presencia silenciosa que salva en la sombra.
Prompt para imagen inspirada en el poema:
Una escena íntima en una habitación tenue, donde una figura andrógina envuelta en una manta mira hacia la ventana con expresión melancólica. Desde detrás, otra figura se acerca y le coloca suavemente una taza caliente entre las manos, sin necesidad de palabras. A través del cristal, se ve un paisaje lluvioso con un solo rayo de luz filtrándose entre las nubes. La atmósfera es acogedora pero melancólica, con detalles cálidos como libros, una planta, y luz suave. Estilo artístico realista con toques poéticos, tonos apagados con destellos dorados que simbolizan el cuidado y la conexión silenciosa.