Donde Florece el Infinito

Soy este eco en el cuenco de mis manos,
la oquedad que aguarda el murmullo de tu nombre.
Si ha de existir un vacío, que sea el lienzo
donde tu esencia se dibuje con trazos de amanecer,
y la desolación, tan solo el páramo fértil
donde la semilla de tu encuentro germine al fin.

Eres la fisura por donde se cuela el sol
en la celda de mis rutinas, el faro imprevisto
que desordena mis mareas con su luz tenaz.
Si he de perderme, que sea en el laberinto tibio
de tu piel, en la geografía insondable de tu mirada,
descifrando el mapa secreto que conduce a tu ser.

Y si el llanto ha de anegar mis ojos,
que sean lágrimas de una dicha tan vasta
que desborden el cauce de lo explicable,
un torrente que lave antiguas tristezas,
dejando el alma diáfana, como cielo tras la lluvia,
reflejando el milagro de sabernos unidos.

No busco borrar las cicatrices que el tiempo grabó;
ellas son el testimonio de mi viaje hasta este instante.
Pero si he de sentir dolor, que sea el dulce tormento
de tu ausencia momentánea, esa punzada que afirma
la hondura de este afecto, la certeza vibrante
de que mi norte y mi sur convergen solo en ti.

Que si he de arder, sea en la hoguera compartida
de nuestros anhelos más puros, un fuego que temple
el espíritu y no consuma, que ilumine la senda
sin dejar cenizas de rencor, solo el rescoldo cálido
de una pasión que se renueva con cada respiro.
Y si la vida es un soplo, que sea tu aliento, amado ser,
el que me infunda, eterno, en este instante que es todo.


Explicación del Poema:

«Donde Florece el Infinito» es una exploración introspectiva del amor desde una perspectiva universal y profundamente humana. Utilizando la primera persona de forma neutra, el poema se sumerge en la experiencia de la ausencia y la espera, no como un vacío destructivo, sino como un espacio fértil para la llegada del ser amado. La melancolía inicial se transforma gradualmente en una esperanza vibrante a medida que se describe el impacto del amor: es una luz en la oscuridad, un mapa hacia la comprensión, una alegría que desborda.

El poema no huye de la complejidad emocional; reconoce el dolor y las cicatrices del pasado, pero los resignifica a través del amor presente. Las «cicatrices» no se borran, sino que se integran en la narrativa del viaje hacia el encuentro. Los «si he de…» (inspirados lejanamente por la estructura del texto original, pero con contenido completamente nuevo) no son condiciones, sino profundas declaraciones sobre cómo se desea experimentar las emociones más intensas – el llanto por alegría, la pérdida en el otro, el ardor en una pasión compartida y constructiva.

El simbolismo es clave: el «lienzo vacío» que espera ser pintado, la «fisura de sol», el «mapa secreto», la «hoguera compartida». Estos elementos buscan evocar sensaciones vívidas y conectar con la subjetividad del lector, invitándole a encontrar sus propias resonancias. La atmósfera entrelaza la quietud de la desolación con la luz de la esperanza, culminando en una afirmación de la trascendencia del amor en el «instante que es todo», sugiriendo que en la profundidad de la conexión amorosa se puede rozar lo infinito.


Prompt para crear la imagen acorde con el texto del poema resultante:

«Surreal, ethereal art. A vast, twilight canvas, symbolizing a soul’s emptiness, cracks open. Brilliant, warm light, like a sunrise or a gentle starburst, pours through the fissure, illuminating the textured surface. Where the light touches, faint, scar-like lines on the canvas begin to shimmer and transform into delicate, glowing constellations or blooming, otherworldly flowers. The overall atmosphere is a blend of profound, melancholic longing transitioning into vibrant, hopeful serenity. Focus on the interplay of shadow and light, desolation and burgeoning life. Symbolic, dreamlike, highly evocative, with a sense of infinite possibility and deep emotional connection. No human figures, only symbolic representation.»

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